La Agencia Europea de Aviación Civil acaba de reconocer la extraordinaria y sardónica puntualidad con la que la sociedad pública Aerocas desembolsa cada año 380.000 euros de los ciudadanos a los siete empleados que se encargan de vigilar, mantener y mejorar el surrealismo del aeropuerto castellonense.

Desde principios del año 2011, los empleados del tranquilo y limpio aeropuerto de Castellón vienen cobrando puntualmente su nómina a las 11 horas y 7 minutos, hora zulú, del día 27 de cada mes. Ni un segundo antes ni un segundo después, tal es la exactitud con la que la Diputación de Castellón está despilfarrando el dinero de los contribuyentes.

“Básicamente nos ocupamos de que no aterrice o despegue nada que lleve alas”, ha declarado el director gerente del aeropuerto. Al parecer, varias especies de aves gustan de pasear por las pistas y realizar acrobacias gratuitas frente a la torre de control, e incluso toman carrerilla por la pista número tres para provocar que el controlador aéreo abandone el Apalabrados y se vea obligado a dirigir al pájaro hasta que alcance los mil quinientos pies. “Lo hacen para tocarnos los huevos”, denuncia el propio director gerente del aeropuerto.