domingo, 9 de junio de 2013

AGENTE 447 DE GEMMA AGUILERA

AGENTE 447
EL HOMBRE QUE DETUVO A LLUIS COMPANYS

Libro de Gemma Aguilera 
Un año de trabajo e investigación de Gemma, elaborado sin fisuras ni poesía cara a la galería, donde aparece lo más despreciable del ser humano de la mano de este mega TXAKURRA que incluso trabajo para gobiernos "democráticos" españoles cobrando y posteriormente percibiendo los emolumentos de la jubilación cuan Judas bíblico.
Imagino que Gemma estará en guardia hasta la desclasificación de los documentos, si antes no desaparecen, para poder exponer otro capítulo más de la hipocresía, cinismo de esta casposa clase política que todavía huele a incienso y sotana pretendiendo ocultar estas barbaridades que en un país con historia democrática no existirían
Introdujo a la autora Iñaki Anasagasti.
Agente 447. El hombre que detuvo a Lluís Companys (RBA, 2013) es el retrato de un criminal protegido. Pedro Urraca Rendueles (1904-1989) construyó una vida novelesca como policía y espía a sueldo del franquismo, pero también de la democracia, dirigiendo parte de la represión exterior de republicanos, comunistas y, finalmente, miembros de ETA. En su hoja de servicios consta la detención e interrogatorio del presidente de la Generalitat de Catalunya Lluís Companys en agosto de 1940, como resultado de la acción de un equipo de la Gestapo que Urraca dirigió y gracias a su estrecha relación con el régimen de Vichy. Este libro es el resultado de una investigación periodística que permitió descubrir los dietarios personales, la documentación policial y el archivo fotográfico del policía, además de abundante material atesorado en diversos archivos. Agente 447 reconstruye la vida personal y profesional de un personaje clave en la España del siglo XX, que la legislación española se empeña en ocultar amparándose en el secreto de estado. Pero hay cuenta atrás: el 14 de septiembre de 2014 deberá desclasificar la carpeta Urraca, veinticinco años después de su muerte.
Pedro Urraca Rendueles (1904-1989) escribirá uno de los capítulos más funestos de la historia contemporánea de España y muy en particular de Cataluña. El 8 de noviembre de 1939 será nombrado Agregado policial en la Embajada de España en París, sita en la incautada sede del PNV de la avenida Marceau, 11. Local, por cierto, que después de ser nuevamente espoliado al Gobierno de Euskadi en 1951, sigue en manos de España. Urraca será uno de los protagonistas de un gran proyecto de Estado, recibirá el encargo de convertir en un infierno el exilio de destacados dirigentes republicanos, principalmente vascos y catalanes, huidos a Francia al final de la Guerra Civil.
Pero no estará solo. Formará parte de la red exterior secreta de espionaje y contraespionaje que Franco había montado en Francia en 1937, en plena Guerra Civil. Una telaraña, cosida también por la policía secreta nazi y el régimen de Vichy, que extorsionará, deportará y asesinará a exiliados republicanos transgrediendo el derecho internacional con total impunidad. En la sede diplomática lo recibe el embajador, el pronazi y ferviente antisionista José Félix de Lequerica, con quien sintonizan inmediatamente. Lequerica había sido alcalde de Bilbo entre 1938 y 1939.
Desde la Avenida Marceau salieron las órdenes de captura contra el presidente Azaña, el president Lluís Companys, el exministro Zugazagoitia, el cuñado del presidente Azaña, Cipriano Rivas Cherif, el exministro Mariano Ansó, el lehendakari José Antonio Aguirre y demás políticos democráticos republicanos y nacionalistas, algunos de los cuales fueron fusilados, otros encarcelados y los demás murieron en el exilio.
Julián Zugazagoitia había sido detenido el 27 de julio de 1940 por el mismo procedimiento que se utilizó con Companys, en presencia de Urraca y de varios agentes secretos alemanes. En un juicio sumarísimo, y después de instruir una causa que se prolongó hasta el 16 de octubre, se le condenó por rebelión según el código de justicia militar. El 9 de noviembre de 1940 fue fusilado en Madrid junto a la tapia del cementerio del Este.
En el caso del Lehendakari Aguirre, fue detenido por este equipo represor en los primeros meses de 1940, cuando sostenía el Gobierno Vasco en el exilio en París. Pero tras la invasión alemana, perseguido igualmente por la Gestapo, con la cual colaboraba estrechamente Urraca, en junio logró escapar a Bélgica. Tras un periplo por distintos países europeos, logró embarcarse hasta Brasil y luego se trasladó a EEUU, donde presidió el ejecutivo vasco en el exilio. En 1946 regresó a Francia y volvió a formar un gobierno en el exilio. En 1951, el gobierno francés, en represalia por haber alentado manifestaciones masivas en Euskadi, espolió de nuevo la sede de la Avenida Marceau, entregándola de nuevo a los franquistas.

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