martes, 30 de julio de 2013

HISTORIAS DE GALIZA (1)

Alaban la vida fingiendo la muerte.

Seis ataúdes desfilaron ayer en la procesión de Santa Marta de Ribarteme


Karina Domínguez es devota de Santa Marta. Ningún 29 de julio se pierde la procesión de los ataúdes. Este año, sin embargo, esta vecina de As Neves prefirió hacer el recorrido a primera hora de la mañana. Ella, que en una ocasión desfiló en el interior del ataúd, hizo el recorrido de rodillas, pero antes de que llegara todo el mundo para evitar sus pisotones y empujones. «Vin cedo a propósito», apunta. Claro que tampoco se perdió la procesión oficial: ayudó a acarrear uno de los féretros. Y es que no solo dentro del ataúd puede uno participar, sino también llevando velos de tul o velas, o desfilando descalzo.

Cada año son más los curiosos y periodistas que acuden a As Neves para ver los ataúdes, algo que no siempre gusta a los habitantes de Santa Marta, que se sienten incómodos por el gentío que abarrota la parroquia. Quien ayer levantó la polémica fue un equipo australiano de National Geographic, uno de cuyos miembros, Darren McMullen, desfiló en un ataúd para preparar un programa sobre fiestas curiosas de Europa. Su participación indignó a muchos fieles, que se ofendieron ante el hecho de que llevara una videocámara enfocada al interior del ataúd. El propio cura, Alfonso Besada, comentaba que «me es indiferente, pero me parece más mal que bien». Este agnóstico declarado le aseguró al párroco que había sobrevivido a una experiencia cercana a la muerte por la que quería dar las gracias a Santa Marta. La experiencia, dice, «es personal y prefiero no hablar de ella». Karina se mostró más explícita: «Paréceme unha burla contra os feligreses».

Ayer fueron unas tres mil las personas se congregaron en la parroquia de Santa Marta de Ribarteme. Al ser un día laborable la afluencia fue menor. Sin embargo, el número de devotos que desfilaron en el interior de los féretros fue el mayor de los últimos años. Seis cajas participaron en una fiesta que el diario The Guardian calificó como la segunda más rara del mundo. Una peculiaridad de este año fue la disparidad de orígenes de los fieles: solo uno era de As Neves, José Santos, que agradecía a la santa que hubiese salvado a su hijo David. «O meu fillo tivo tres infartos cerebrais, pasou catro meses en coma e seis nun hospital e fixéronlle oito operacións na cabeza». Ahora David está sano, por lo que a su padre José le tocó cumplir con su parte del trato, desfilando en la tanática procesión.

En cuanto a los demás, aparte del australiano, uno era de Ponteareas, dos de Sevilla y otro de Argentina (cuya presencia estaba por confirmar, ya que era posible que no llegara a tiempo).
Terminada la procesión, ya de vuelta en la iglesia, los fieles acudían al interior a frotar pañuelos e imágenes religiosas contra la figura de Santa Marta con el motivo de buscar la protección de la patrona. Hermana de san Lázaro y cercana a Jesús, acogió al mesías en su casa y es la santa de las situaciones extremas.

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