DECÁLOGO DE LA MASONERÍA
I. Venera al Gran Arquitecto
del Universo.
II. El verdadero culto que se da
al Gran Arquitecto consiste principalmente en las buenas obras.
III. Ten siempre tu alma en un
estado puro, para aparecer dignamente delante de tu conciencia.
IV. Ama a tu prójimo como a ti
mismo.
V. Haz bien por amor al mismo
bien.
VI. Estima a los buenos, ama a
los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie.
VII. No lisonjees exageradamente
a tu hermano pero reconoce sus aciertos. Acepta su reconocimiento con modestia,
como un aliciente.
VIII. Escucha siempre la voz de tu
conciencia.
IX. Practica la caridad.
X. Respeta al viajero nacional
o extranjero; ayúdale: su persona es sagrada para ti.
XI. Evita las querellas, preve
los insultos, deja que la razón sea tu guía.
XII. No seas ligero en airarte,
porque la ira reposa en el seno del necio.
XIII. Detesta la avaricia, pero
administra tus bienes materiales con cuidado, para que a tu vejez sustenten tus
necesidades, protejan a tu familia y
beneficien a tus Hermanos en desgracia.
XIV.Sigue la senda del honor y
de la justicia.
XV. Si tienes un hijo,
regocíjate; pero sé consciente del depósito que se te confía. Haz que hasta los
diez años te obedezca, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete.
Hasta los diez años se su maestro, hasta los veinte su padre y hasta la muerte
su amigo. Piensa en darle buenos principios tanto como bellas maneras;
incúlcale rectitud esclarecida y
honestidad sin tacha.
XVI. Si te avergüenzas de tu
destino, tienes orgullo; piensa que aquel ni te honra ni te degrada; el modo
con que cumplas te hará uno u otro.
XVII. Lee y aprovecha, ve e imita,
reflexiona y trabaja, ocúpate siempre en el bien de tus hermanos y trabajarás
para ti mismo.
XVIII. Conténtate de todo, por todo
y con todo lo que no puedas mejorar con tu esfuerzo. Pero cuando te sientas
capaz de hacerlo, pon todas tus facultades en la tarea.
XIX. No juzgues ligeramente las
acciones de los hombres; no reproches y antes procura sondear bien los
corazones para apreciar sus obras.
XX. Se entre los profanos libre
sin licencia, grande sin orgullo, humilde sin bajezas; y entre los hermanos,
firme sin ser tenaz, severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil.
XXI. Habla moderadamente con los
grandes, prudentemente con tus iguales, sinceramente con amigos, dulcemente con
los niños y eternamente con los pobres.
XXII. Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás
al inocente, sin reparar en los
servicios que prestares.
XXIII. Exacto apreciador de los
hombres y de las cosas, no atenderás mas que al mérito personal, sean cuales
fueren el rango, el estado y la fortuna.
XXIV. El día en que estas máximas
se generalicen, la especie humana será feliz y la Francmasonería habrá
terminado su tarea y cantado su triunfo regenerador.
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