Carromero, háblame de colores
En medio de tantas desgracias, crisis económicas, escándalos que
salpican monarcas y políticos y un doloroso accidente ferroviario
atribuible a errores humanos era previsible. La prensa de derecha
española -¿existe otra?- ha echado mano al personaje que más ha
divertido a los españoles en el último año.
El político del Partido Popular Ángel Carromero ha aparecido este
lunes en la portada del diario madrileño El Mundo con el mismo cuento
que le hizo a The Washington Post el pasado marzo sobre su
responsabilidad en un accidente automovilístico en el que fallecieron
dos personas, del que resultó culpable en un juicio que el Cónsul
General de España en Cuba describió como “procesalmente impecable”.
“Los servicios secretos cubanos asesinaron a Oswaldo Payá” se titula
la entrevista con Carromero que publica El Mundo, en la que éste afirma:
“Un vehículo azul comenzó a perseguirnos. Oswaldo me dijo: ´Son de la
comunista´. El coche nos embistió por detrás y nos sacó de la calzada”.
Más allá de que, como dijimos a raíz de la entrevista del Post, la
imagen del carro que conducía Carromero ”no muestra ningún impacto en la
defensa trasera del vehículo siniestrado al salirse de la vía y chocar
con un árbol, según probaron testigos y peritos en el juicio que contó
con numerosa asistencia de la prensa extranjera acreditada en la Isla”,
es una lástima que en tanto tiempo transcurrido el temerario conductor
-según los archivos madrileños de tránsito- llegado a Cuba en plan de
James Bond no haya tenido tiempo de revisar sus declaraciones al diario
estadounidense.
Al Washington Post, Ángel Carromero le habló de perseguidores que
sólo él ha visto a bordo de “un viejo lada rojo” (was an old, red Lada) y
ahora le cuenta a El Mundo sobre “un vehículo azul”. ¿En qué quedamos,
Carromero? Una cosa es no saber conducir y otra bien distinta no conocer
los colores.
Dicen los científicos que el color rojo estimula la atención y el
azul la imaginación, quizás por eso decidiste cambiar los colores. Se
necesita mucha, mucha imaginación, para creer tu(s) historia(s): una al
tribunal y la prensa extranjera en Cuba, otra a The Washington Post y
esta ¿última? a El Mundo.
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