sábado, 31 de agosto de 2013

GASTRONOMO EDO ASTRONOMO

Un gastrónomo llevaba siete años mirando por el telescopio internacional Harriet.

El malentendido lo descubrió la mujer de la limpieza



Isaías Hamilton, un conocido aficionado a la alta gastronomía, aseguró ayer a los medios de comunicación que él es el primer afectado por todo este asunto, y reconoce que durante todo este tiempo tan prolongado ha estado a punto de llorar en más de una ocasión, sobre todo por la impotencia que le causaba disponer de una tecnología tan sofisticada y no entender absolutamente nada de lo que estaba pasando allá arriba. “Observar todas esas constelaciones, esa inmensidad sobrecogedora, y no ser capaz de identificar ni una sola estrella me producía una pesadumbre y una zozobra enorme”, puntualizó. 

 Al parecer, Hamilton se hizo con la plaza de astrofísico por un burdo error burocrático y de transcripción, al ser tomado por un gran astrónomo en lugar de un importante gastrónomo, como era bien conocido en el sector de la hostelería. El cocinero aceptó dirigir el telescopio internacional Harriet, en la Patagonia chilena, porque, según dicen sus amigos y familiares, no le gusta decepcionar a nadie. La abrumadora soledad del observatorio y el extremo aislamiento del lugar hicieron el resto.

 Fue la semana pasada, cuando la mujer de la limpieza intentó entablar una pequeña conversación con Isaías, el momento en que el impostor se derrumbó. “¿Cómo va Centauro?”, le preguntó la mujer. “¿Qué?”, respondió aterrorizado Hamilton. Y cayó desplomado al suelo. Cuando volvió en sí se apresuró en cortar en juliana media docena de mapas astronómicos mientras confesaba su verdadero oficio. El Comité Internacional de Astrofísica ha despedido a la mujer de la limpieza por boicotear a sabiendas una observación estelar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario